viernes, 6 de febrero de 2009


Érase una vez una pequeña princesa en un jardín sin flores, miró a su alrededor pero es que no encontraba opciones, qué hacer si en sus oidos no había melodías ni canciones. Sé que mejores momentos has vivido que en estos días, pero qué tiene sentido si la luz del día nace en tu sonrisa. Quiero verte sonreír, deja volar tus sueños y no vuelvas a mirar atrás porque tus alas son para volar. No vuelvas a llorar pequeña, déjame pensar que en tu ausencia no sé por quién me dejaría guiar. La pulsera que me regalaste me acompaña en mi caminar. No te dejaré pensar que estás sola porque nunca estarás sola mientras yo este ahí, mientras puedas compartir tus alegrías i tristezas conmigo. Puedo ser tu desconocido cuando lo necesites y cuando lo necesites estaré ahí porque soy cautivo, cautivo de tu virtud, de hacerme sonreír, porque fuiste el elixir para heridas en difíciles momentos. La musa por la que hoy entrego mi puño y letra a este cuento, la musa por la que dejaré de soñar con estrellas del firmamento. I es que, princesa, nunca más dejaré que mueran las flores de tu jardín, y si mueren volveré a plantarlas para que vuelvan a crecer, para que vuelva a brillar tu sonrisa como el primer rayo del amanecer, para que vuelvas a escuchar melodías i canciones como por primera vez. Apiádate de quien quiso escribir que siempre te quiere ver feliz. Se puede exisitr siendo alguien sin llegar a saber quién, pero tú eres alguien y eso no hay quien lo niegue, tu nombre es melodía, tu nombre..